La idea de un idioma universal no es nueva. Ya desde tiempos remotos los hombres habían soñado en un idioma común para todos. El griego antiguo y el latín fueron ya más o menos universales en lo que fue la cuna de la civilización, Grecia y Roma. Durante la Edad Media y el Renacimiento el latín era preponderante en Europa, y los grandes hombres de la época escribían sus libros en latín y hablaban a sus discípulos en dicho idioma. Durante muchos siglos el latín ha sido el idioma de instrucción en Europa. Los estudiantes podían ir de una universidad a otra y no tenían problemas lingüísticos. Se puede considerar el latín como la lengua universal de la Edad Media, pero esta universalidad quedaba limitada a una élite; el pueblo no hablaba latín.
En los siglos XV y XVI surgieron en Europa ideas de nacionalismo; cada nación se aferró a los idiomas que hablaban sus habitantes y poco a poco el latín fue perdiendo la importancia que había poseído. A partir del siglo XVII el francés empezó a ocupar un lugar muy importante para las relaciones internacionales. Francia era a la sazón el país más poblado de Europa, logró adquirir una gran influencia sobre los demás países y la literatura francesa ocupaba un puesto de primerísimo orden. Casi todos los intelectuales de otros países hablaban francés. Voltaire, Diderot, o D’Alambert tenían una influencia considerable en las cortes de Catalina II de Rusia y de Federico el Grande de Prusia. En dichas cortes se hablaba francés. Pero como había ocurrido con el latín el uso del francés, fuera de Francia, se limitaba a la élite intelectual y a la aristocracia. Más tarde el inglés, gracias a la expansión del Imperio Británico y al inmenso crecimiento de los Estados Unidos de América, ha ido desplazando al francés sobre todo para las relaciones comerciales. De todas maneras la universalidad del latín, del francés y del inglés se ha limitado a los intelectuales de la Edad Media, a la clase social elevada de los siglos XVIII y XIX y al uso comercial del siglo XX respectivamente.
En realidad no ha habido contacto entre las masas, y hoy los pueblos siguen estando separados por barreras lingüísticas; este problema es más evidente a medida que los medios de transporte permiten a los hombres que se trasladen de un punto a otro. Hace algunos años pocas personas podían permitirse hacer viajes largos y entrar en contacto con seres de costumbres distintas. Hoy día viajar está prácticamente al alcance de todo el mundo, y la necesidad de un idioma universal se hace más imperiosa...
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